Las empresas, al menos aquellas que no distribuyen entre sus empleados aplicaciones móviles para gestionar el trabajo del día a día, se están dando cuenta que las aplicaciones comerciales con que sus trabajadores transmiten y trabajan con los datos de la empresa se están convirtiendo en un factor de riesgo.
Entre los sistemas que habitualmente utilizan los empleados de las empresas, se encuentra el WhatsApp, FourSquare y diversas aplicaciones de correo electrónico, sistemas de mensajería instantánea y geolocalización, que son fácilmente vulnerables a ataques informáticos que los que pretendan será el robo de datos. Eso y la falta de regulación a nivel europeo de muchas de las aplicaciones móviles, están provocando que las empresas comiencen a utilizar protocolos de seguridad.
Esos protocolos lo que pretenden es que las empresas tengan una salvaguarda legal de manera que puedan estar blindados ante querellas de sus clientes por la pérdida de datos. La realidad es que la mayor parte de las aplicaciones móviles y de internet tienen como asignatura pendiente la seguridad de los datos que utilizan o transmiten.
El nuevo reglamento que se encuentra pergeñando al UE, obliga a que las compañías creen protocolos de seguridad inclusive para cualquier dispositivo móvil que utilicen sus empleados y ante cualquier tipo de conexión. Además con el nuevo reglamento – nonato por el momento – obliga a que las empresas comuniquen las violaciones de seguridad que hayan sufrido.
Con la próxima reglamentación las empresas que no comuniquen esas violaciones de seguridad en sus dispositivos móviles se están exponiendo a multas que pueden llegar a ser de un millón de euros y en caso de ser una gran empresa la multa podría llegar a ser de hasta un 2% de la facturación de la compañía.
Aunque poner restricciones a los dispositivos móviles y web de la empresa puede llegar a ser relativamente fácil, el extender estas a los teléfonos móviles y tabletas personales de los empleados puede llegar a resultar problemático pero sin embargo necesario, ya que si se produjese el robo de datos de la empresa en los dispositivos móviles y personales de los empleados, la responsable última sería la propia empresa. Debido a ello las empresas tendrán que disponer de protocolos claros de actuación cuando se estén trabajando o transmitiendo datos que son de la empresa y pueden ser sensibles.
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